Para algunos, el mundo se puede dividir en dos campos de batalla – el organizado y el desorganizado – y el organizado es aquel que emerge victorioso una y otra vez.
Sin embargo, no todos los autores que se ocupan de este tema son de esa opinión. Hay quien cree que hay un tiempo y lugar para un poco de desorden y que el mundo puede ser mejor así.
El autor Freedman ha acuñado un término que llama “serendipity”. “El desorden invita al azar”, en otras palabras, “Cuando tus pilas de papeles se almacenan en tu mesa y tienes que excavar a través de ellas para encontrar algo, te puedes encontrar con algo que habías olvidado o te puede surgir una idea que te va a ayudar en cualquier otro tema.”
Claro, esto no le da a usted licencia para no archivar nunca ni limpiar su mesa nunca jamás. Cuando se trabaja en una oficina, usted es responsable de asegurarse que algunas cosas como el calendario de actividades para el grupo, los presupuestos o los listados de gastos pueden ser encontrados no sólo por nosotros sino por todo el departamento.
Lo que Freedman nos pide es que nos acostumbremos a pensar: sopesa los pros y los contras de organizar. Tiene que ver con la eficiencia. ¿Estás gastando más tiempo en organizarte que en pensar cómo cosechar más beneficios o más productividad?
Además, Freedman pide que consideres que “nivel de desorden” es mejor para ti, para tu trabajo, y para tu jefe.
¿Cuánta organización es necesaria? ¿Cuándo empieza a ser un obstáculo? ¿Estás gastando tu tiempo organizando a un jefe que no quiere o no necesita una mesa tan limpia como el plato de comida del perro después de que se lo haya terminado todo.
Quizás podríamos estar de acuerdo con que el desorden no es siempre mejor, pero, en algunos casos, una cierta cantidad de desorden puede ser más efectiva que la pulcritud.